viernes, 27 de junio de 2008

Estambul, tambien hay actores.


Tengo cientos de cientos de fotos, muchas fotos de casas abandonadas, que tienen una melancolía que apretan el corazon¡¡¡¡¡. Tambien, fotos de palacios, mucho oro de verdad y piedras preciosas de verdad, de libros y bibliotecas, porque eran muy lectores y muy cultos, de comidas, de musica, tengo grabaciones de cantantes y de danzas, nada menos que danzantes al universo y a los astros, se llaman Derviches.

Pero, esta sera la ultima foto por ahora, pillamos a unos modelos, que filmaban para folletos turísticos, se ven contentillos no ?????. ......y como dije antes, hay muchos pescadores, y ellos sí son de verdad ¡¡¡¡¡


Pinchen la foto para que se agrande y puedan mirar detalles.

jueves, 26 de junio de 2008

Estambul, transportes y su clon.


La ciudad es armoniosa, con el "mix" producido por el paso del tiempo, las numerosas guerras externas o pugnas internas; no han impedido mantener la belleza y la identidad, en detalles cotidianas y populares. Aqui un carro de transporte publico, que cruza un barrio muy tradicional; pero ademas de movilizarse hay que comer, hay muchas ofertas callejeras, aqui muestro tambien el carrito de embelecos, hay muchos y ademas de ser bonitos tienen cosas ricas y visualmente atractivas.
Es divertido verlos juntos, hay muchos.

Vivienda turca, why not ?


Tengo tantas cosas que compartir, pero esto me parece simpático, a Paloma y Carles, les encantó, es original porque no aparece en los catálogos turísticos......es una imagen verdadera tomada en el barrio historico, cerca de mi hotel y de la Basilica de Santa Sofia, inaugurada por Justiniano, por allá por el año 600.


Esta foto tiene identidad y me dió ternura.

El Bosforo. (pinchar la foto para ampliarla)




La ciudad de Estambul y su arquitectura, es variada y atractiva por sus procesos historicos y superposicion de culturas; pero tambien lo es por su loca geografia, rios, canales, cerros, clima, vegetacion.

Todo da para comentar , pero El Bosforo, canal que une el Mediterraneo y el Mar Negro es realmente el eje estructurante, en lo funcional y en la identidad de la ciudad. Lo cruzan varios puentes gigantescos, para unir barrios y para unir el lado europeo y el asiatico, de la misma ciudad. En un recorrido de 1 o 2 km por uno de los puentes mas modernos, muy alto, se llega a Asia. El trafico es intenso y bajo los puentes, cruzan barcos muy grandes, que luego traspasan la carga, para seguir por tierra hacia Rusia u otros países del norte de Europa. Los barcos estan en largas filas, todo el dia y el flujo es continuado.
La ciudad, en pleno centro y en todas partes, está llena de pescadores, muchos, muchos, yo no tuve claro si era para venderlos, por hobby o para alimentarse, probablemente, todo junto, pero llama la atención, me acordé de los pescadores que conozco, un festin¡¡¡¡. Aqui tengo que decir que es una ciudad MUY LIMPIA, MUY AMABLE y que nos sentimos relajados y comodos entre su gente .

Estos barquitos de la foto, pueden ser cocinas flotantes, que venden pescado frito, pueden ser de paseo o de transporte cotidiano, como taxis colectivos. Son muy decorados y coloridos y sus cocineros visten ropas tipicas.
Absolutamante por todos lados están las mezquitas, que irradian sus oraciones por altoparlantes, todas juntas, cinco veces al dia, desde el amancer, ¡¡¡¡¡ lejos lo mas sobrecogedor que sentí ¡¡¡¡¡

Estambul, ropita elegante


Que tal el diseño de ropa ???? Hay hartas tiendas de ropa tradicional y muuuuuuchos disfraces de sultanes y de Bella Genio.
En los palacios hay mobiliario, vestuario, losa, cristal, armas , joyas, realmente eran llamativos estos pueblos y lo siguen siendo, aun se ve gente vestida con trajecitos bordados y gorritos preciosos.

Estambul, ceramicas


La cerámica es muy delicada, llena de detalles pequeños y mucho colorido primario. En el Palacio de Top Kapi, hay una cocina gigantesca, con lozas de todo el mundo, donde el Sultán, en una sola fista hacía preparar y servir miles de platos y tambien se repartía comida al pueblo, masivamente. La sola panadería era gigantesca, tenia docenas de chimeneas.

Aqui fotografié unas ceramicas turcas, se usan en la vida cotidiana. Yo les traje unas miniaturitas a mis "AMIGAS GRES".

Estambul , bordados.


Hay bordados preciosos, me traje un mantel, hecho a mano, pedacitos de género y unidos con hilos, parece un mosaico, hay gorros, botas de cuero, carteras; millones de puntaditas de colores muy vistosos.

Aqui un pedacito de genero que muestra el estilo, lo deben haber visto mas de alguna vez. Alucinante ¡¡¡¡¡

Estambul, dulcecitos "ricos y famosos".


La belleza y la tradición está presente en todo¡¡¡¡¡, tambien en la gastronomía, hay embelequitos y dulces artesanales, que son un placer de mirar, muchos tienen semillas secas y colores; seguro que tienen muchas horas de trabajo ¡¡¡¡. A veces hay mujeres en las vitrinas de un restaurant preparando platos milenarios.
Esta foto muestran unas especies de gomitas, muy ricas, especialmente las que tienen pistacho. Tome fotos de tortas, masitas y pasteles, para mis amigas dulceras.

Estambul, lustradores dorados





Los lustradores de zapatos estan en muchas calles de la ciudad, en distintos barrios, populares o mas sofisticados, muchas veces agrupados, es imposible no quedarse pegado mirándolos. El diseño de sus negocios moviles, tiene tradicion y es armonioso con el entono y su historia.

martes, 24 de junio de 2008

Estambul. (pinchen la foto para que se amplíe)







Este viaje a Estambul, fue bien significativo, especialmente por dos cosas, que atesoraré siempre.

1.- La primera tiene que ver con ese país, ¡¡¡¡ grandioso país¡¡¡¡¡.

Le llaman “encrucijada de las civilizaciones”, en sus 10.000 años, han pasado muchas civilizaciones, orientales y occidentales; hititas, griegos, persas, romanos, mongoles, otomanos, turcos. Entonces, ir a Turquía, era algo diferente a otros viajes, por situarse en el confín de Europa y además, me daba la oportunidad de dar algunos pasos, al menos, en Asia. Por eso, me preparé con tiempo en su historia, tema que no es mi fortaleza, precisamente y me informé, especialmente, acerca de la riqueza que da un pasado absolutamente intercultural. En internet leí algo de su poesía, de su música, de su gastronomía y, especialmente de la ciudad, a través del libro “Estambul” escrito por Orhan Pamuk, Premio Nobel 2006, arquitecto, aunque cambió la arquitectura por la escritura, con gran pesar de su familia.

Esa lectura, fue muy significativa, especialmente en las descripciones vivenciales que él hace de la ciudad, mas precisamente desde el amor a su ciudad, que lo vió nacer y crecer. Pamuk, hace unas descripciones exquisitamente sensibles, que me impresionaron mucho y especialmente porque el leerlas, me motivó a intentar vivirlas, en vivo y en directo.

Una de estas experiencias, fue navegar por el Bósforo, mar poderoso y profundo, en una embarcación pequeña, en un día de invierno; partimos temprano, en un día nuboso y frío, con bastante oleaje. Este tour, nos permitió atisbar, a la distancia, una panorámica de esta ciudad superpoblada y variada, algo vertiginosa y absolutamente fascinante. Partimos bordeando el lado europeo, viendo sus cerros habitados densamente, con edificios multifamiliares, mucha ropa multicolor, tendida, flameando al viento en casas que se mezclan, naturalmente, con torrecillas, cúpulas, palacios y mezquitas; luego, sentimos la pequeñez humana y tecnológica, al cruzar el gigantesco Puente del Bosforo, que une dos continentes, Europa y Asia, es también emocionante, no pude dejar de recordar dos cosas, Marco Polo y el Puente Chacao, este ultimo, no competiría ni en tráfico ni en impacto territorial. El retorno, fue, con un magnifico atardecer rojizo furioso, navegamos pegaditos al lado asiático, que tiene construcciones mas unifamiliares, de solo dos o tres pisos, muy distinguidas, con jardines, balcones, grandes ventanales, embarcaderos y piscinas privadas; todo ello, salpicado de palacios y palacetes, insertos en un cerro muy verde y natural.

En general, en Estambul, hay muchas mansiones y casas de madera deterioradas, salpicadas en calles y avenidas, a veces, entre tilos y cipreses; cerca de Santa Sofia, de la Mezquita Azul o del Palacio Top Kapi; eso llama mucho la atención, algunas semi derruidas, otras simplemente abandonadas, donde, probablemente, sus ricos dueños migraron frente a los muchos cambios culturales y políticos; hay que recordar que la vida republicana y democrática es muy tardía y que los Sultanes y visires, recientemente dejaron de gobernar. Se mezcla todo en esta ciudad, mujeres modernas de jeans con otras muy tradicionales de rostro tapado, algunas desde la mas temprana infancia; hombres con los mejores diseños europeos actuales y otros con bordadas ropas artesanales turcas, también, compiten armoniosamente diversos medios de transporte con miles de peatones, cientos de pescadores situados en cada muelle, en cada puente por alto que sea y en cada segmento libre de borde costero; modernas tiendas de diseño conviven con el Gran Bazar y modernos supermercados conviven con el Bazar de las Especias, construcciones centenarias de gran belleza, dinámica y colorido.

Así es Estambul, una mezcla de pasado y presente, de tradición y modernismo, de un mundo musulmán, que se integra a Europa. El elemento mas diversificador, para mi, estuvo dado, 4 o 5 veces al día cuando desde las muchas iglesias musulmanas, simultáneamente, sale un canto arrastrado, plañidero y potentísimo, que llama a la oración. Algunos ciudadanos, salen desde sus trabajos y entran a las iglesias, a lavarse acuciosamente, manos, pies, oídos. Dentro de las iglesias, solo hay un elemento arquitectónico, una pequeña semi bóveda, que define, con bastante humildad, la dirección de La Meca. Nosotros quedábamos cada vez, largo rato, sobrecogidos y superados, tratando de comprender y sintonizar con esta potente y sensible situación, que nunca habíamos vivido.

Finalmente, les cuento que pude leer algunas poesías, fui a espectáculos de danzas y compré música local, vi joyas, esculturas, pinturas, artesanías, ilustraciones y grabados; pude sentir que es una ciudad grandemente poética y musical, además de, impresionantemente visual, no solo en el terreno del arte, también en sus las imágenes cotidianas, del diario vivir.

Grande Estambul ¡¡¡¡¡¡

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2.- La segunda cosa importante, es que hice este viaje sintiéndome como de 20, debo reconocer que me sentí muy libre, viajando con dos hombres, Enzo mi marido y Emilio, nuestro amigo suizo-chileno. Cumplí los sueños de mi más temprana juventud, éramos así como tres jóvenes mochileros libres por un mundo exótico, para decir lo menos. Nos alojamos en el Hotel Altamina, en un barriecito de calles curvas, cercano a Aya Sophia, en pleno barrio histórico. Tomábamos desayuno en una terraza, tomates, aceitunas, queso de cabra, yogurt natural, mermeladas, panes variados y un rico café. A lo lejos, se escuchaban melancólicas las sirenas de los barcos, esperando su turno para atravesar el Bósforo e ingresar al Mar Negro.

Vagábamos desde la mañana, hasta la noche, visitamos una especie de peña, con comida y música turca, aunque sin alcohol, solo agua y té; visitamos Basílicas, Palacios, Mezquitas, Bazares, cruzamos a pié el Puente Galatea, vimos Danzas Derviches, tomamos tees variados, cervezas y keba, comimos pescado frito callejero, preparado en preciosos y coloridos barquitos o cocinas flotantes, nos sentamos en las callecitas y plazas de Estambul, conversamos, reímos y nos sentimos, llenos de vitalidad y gratamente plenos.

Somos tres turistas, sesentones y pateperros, el frío no nos amainó y al termino del viaje, por si ayuda en algo, Enzo, compró una senda Lámpara de Aladino, para pedirle como deseo, muchos viajecitos parecidos.
¡¡¡¡Que vivan los genios y los deseos cumplidos ¡¡¡¡¡¡ Lupe

domingo, 22 de junio de 2008

Casualidades de la vida.

Nací y crecí en la “Imprenta Atalaya”, nada más mágico para un niño, que vivir en una imprenta.

1º: Habían unas cajas gigantes con tipografía; eran unas bandejas de madera, de un metro cuadrado o mas, en unas repisas especiales, una sobre otra, muy altas para mi pequeña estatura, cada bandeja con un estilo de letras diferentes, de distintos tamaños y grosores, además, con suficientes letras repetidas para escribir, a lo menos un libro completo. Ahí empecé a escribir mi nombre, letra a letra, a veces en un marquito donde se armaban las frases, otra veces untándolas una a una en tinta de imprenta que era espesa como un caramelo, y se extendía con un rodillo en unas placas que hoy las veo como de mármol. Probablemente, ahí adquirí habilidad manual, porque era bien más difícil que escribir con un lápiz y un papel.

2º: Con el avance tecnológico pasamos a tener linotipia, pero ahí jamás me acerqué, porque había un maestro linotipista, el Sr. Ortega, que tenía que tomar mucha leche para no intoxicarse con el caldero de plomo fundido que la máquina tenía.

3º: Llegaron las offset, y ahí yo estudiaba arquitectura, entonces aplicaba mis escasos conocimientos de dibujo técnico, para obtener unas placas para fotograbado, o algo así, que era la base para la impresión.

Demás decir que manejé prensas manuales y a motor, corté con guillotina, preparé cola hervida a baño maria, hice empastados y “alzados”, que era tomar distintas hojas de una rumas, una a una, porque eran numeradas y una no se podía equivocar, especialmente si eran novelas o boletas comerciales donde perder una hoja era fatal, o al menos así me parecía en mi mente de niña. De más decir que yo estaba allí de puro metiche, por ratitos cortos, solo cuando mi mamá se distraía en algún trámite o comadreo.

De la imprenta recuerdo cuando se hicieron horóscopos, que se vendieron en muchos años, comerciantes inescrupulosos les cambiaban la tapa con el año en curso. También recuerdo el orgullo de regalar varios años, las Libretas de Notas, para la escuelita publica, Nº 65, donde estudiaba. Álbumes de fotos, álbumes de recortes, álbumes de dibujo, los tuve por doquier, yo y todos mis compañeros de colegio. En ese tiempo no existían las librerías de hoy, se compraban cuadernos en el almacén de la esquina y menos soñábamos con las actualmente “croqueras” o “scrapbooks” como acabo de aprender, en clases de ingles. Ah¡¡¡¡ también fabricaba “plumeritos” para las barras de las competencias, donde sacaba los restos de los recortes de la guillotina, de unos grandes barriles de cartón que estaban siempre llenos. Eran muy valorados estos aportes entre miss compañeras del cole.

En fin, yo entendía que en la esencia, se trataba de reproducir, masivamente, desde boletas, partes de matrimonio con florcitas y palomas, santitos de primera comunión, algún libro de poesía o novela, y por que no ¿muchas veces, sendos discursos, clases de educación cívica o política, palabras de algún candidato, llamados a la justicia. No seria la Aurora de Chile, lo que mi papá imprimía, pero yo entendía, desde mi infancia, que todo lo que allí se hacía era muy necesario. También entendía, quizás de que manera, que si en cada elección presidencial, quedábamos muy pobres, era porque en nuestra imprenta se hacían unos trabajos muy relevantes, que mi papá jamás cobraba o que los candidatos, de su opción, jamás le pagaban, menos aún cuando no resultaban elegidos. Fuera donación voluntaria o no, a mí me daba lo mismo, yo interpretaba que era algo muy importante y me sentía muy orgullosa, a pesar de los reclamos de mi mamá , que podían durar varios meses, hasta que mi papá repuntaba o mi mamá se olvidaba.

En el año 90 compré casa, la calle se llama Gutenberg, es un bonito barrio declarado de conservación patrimonial, por el Plan Regulador, en la comuna de Providencia. Lo que vine a saber, años más tarde, es que el sector fue una antigua población de obreros gráficos por los años 50. Aun quedan un par de personas, del grupo creador de esta población, entre ellos, Don Danton Paniagua, un señor mayor curvado y muy delgado, con mucha fuerza interior. Aún, es el respeto del barrio y comentan, que sigue siendo absolutamente anarquista, como bien correspondió a muchos imprenteros u otros oficios del mundo de la gráfica.

Este año, 2008, estuve en Estambul, fui preparada acerca de la cultura turca, arquitectura, gastronomía, etc. Por esas casualidades de la vida, asistiendo a un espectáculo de Danzas Derviches, llegamos a un gran edificio que era así como el Sociedad de Periodistas; ellos tenían un “Museo de la Imprenta”. Me sentí emocionada de visitarlo y de mostrarle a mis compañeros de viaje, todas aquellas máquinas entre las cuales viví y que además, disfruté intensamente. Recordaba exactamente como funcionaban y eran exactamente las mismas de mi país y de mi infancia, exactamente las mismas de mi padre. Estaban en un subterráneo, por orden cronológico, limpias y relucientes, sin embargo, sentí olores a tinta, a papel picado y hasta, un halo de cola tibia, emanada de algún chorreado colero, me invadió.

Lo que vi, lo que sentí, lo que olí y lo que recordé, todo junto, complementó con creces los paseos por esta bella ciudad de Estambul y sus lindas personas. Sentí, que la vida me daba la oportunidad, de recrear el ambiente y los recuerdos de infancia. Como dije, iba turísticamente hablando, bien preparada por libros e internet, sin embargo, evidentemente, este magnífico encuentro, a 13000 km de Santiago, fue la más grande emoción, originada por la más grande casualidad.
Próximo capitulo: Estambul .

jueves, 19 de junio de 2008

Ha llegado el momento


Tantos chispazos literarios tienen que concretarse de una vez por todas. Ha llegado el momento.

El estimulo mayor y la convicción de escribir, se me produjo en Queretaro, cuando en una almuerzo bien mejicano, aunque con “Tango para Evora “ con música en vivo, mientras contaba historias, mi hija me dice “ Jamás pensé que tu vida fuera tan increíble, pero si la estoy viendo en película. Tienes que contársela a un cineasta “. Entonces, yo misma me reforcé; recordé películas y novelas de contenido histórico o social, que podrían ser italianas o centroamericanas, da lo mismo, que me siguen emocionando, fuertemente hasta hoy y que no son mas que la vida misma o la vida, simplemente.

Así, en esa plaza maravillosa, decidí empezar a escribir el montón de recuerdos, que fueran como fueran, hoy los tengo barnizados con humor. Todos o casi todos, hoy me dan risa o puedo hacerlos divertidos casi sin darme cuenta. Una amiga dice que la Isabel Allende me copió porque las historias que yo le cuento son iguales; yo pienso que la clave es escribir sin pensar mucho, como un vértigo, reírse de una misma, sin tratar de engañarnos, porque no importa que se note, que los cuentos están arreglados a la pinta del momento y de las cambiantes emociones.
Entonces, doy por vivido lo aquí escrito, porque sea verdad o mentira , así lo siento hoy.

El otro estimulo por el que me decidí es menos intelectual aún. Acontece que el pen drive me parece maravilloso, porque una puede andar con su vida colgando en el cuello, por meses y meses, mas encima no pesa nada, da caché y quita la edad.

Y finalmente, ni mas ni menos que Paul Auster me dio el empujon final, con su libro "Crei que mi padre era Dios", que es como que me lo hubiera escrito a mi, acabó de convencerme, cuando expresa la fuerza que tienen nuestras vivencias interiores y de cómo puede sorprender una historia surgida y vivida desde el interior de cualquier ciudadano común, chileno o americano da lo mismo; amores desbordantes, humores hilarantes, recuerdos, inventos, realidades reales o realidades adaptadas, historias originales que nadie vió o tan comunes que todo el mundo identifica como suyas, “todos ardemos en las llamas de nuestra existencia”, necesitamos las palabras para expresar este cúmulo que llevamos dentro y necesitamos las letras, para sellar nuestras historias, un instante más allá de nuestras sueños y nuestra realidades.

En síntesis, empecé a escribir y no pude parar, las hice, en primer lugar para mí, para recordar y reírme, luego para mis hijos porque hay mucha historia familiar y, finalmente, para quien se interese en esta cotidianeidad personal, que no tiene ambiciones.

Si aprendí a esquiar a los 50 y si andaré en bici a los 60, ¿porque no escribir en esta década maravillosa, de tantos cambios y desafíos ?