lunes, 22 de septiembre de 2008

Globalizar "El primer día"


"El primer día".

Carlos, un ingeniero cubano, migró a nuestro país, con señora e hijos, después de construir muchos Km. de caminos en la isla, entre cayo y cayo. De ahí, se vino a diseñar caminos a Chile.

Su primer mes de marzo, en nuestro país, fue bien tragicómico, o más bien así lo interpreté yo, cuando me relató su historia, en algún lejano lugar de Chile, llamado Quilacahuin, donde analizábamos, técnica y socialmente, la factibilidad de un camino.

Me contaba que en Cuba, el primer día de clases, es importantísimo. Llevar a los niños al cole, ese primer día, es una mezcla de deber y de placer, absolutamente ineludible. Todos los papás y mamás, tienen arraigada esta costumbre; ese día, ellos no van a trabajar temprano y está institucionalizado que así sea. Entonces, ya en Chile, al acercarse el magno evento de entrada al cole, Carlos, ansiosamente, les preguntaba a los colegas acerca del venidero Lunes, “está todo listo para el Lunes ?????”, “están contentos de ir ???”, “el Lunes te cuento, ya???”, y así , nos traspasaba muchas preguntas y emociones a las cuales los chilenos respondíamos algo desapasionadamente, "si estoy listo, si estamos contentos, claro el Lunes conversamos," etc. etc., con un aire vago, así como sin saber de que me habla ¡¡¡¡.
Carlos, daba por hecho que, masivamente, todos estábamos embalados pensando en el Lunes, primer día escolar y que masivamente concurriríamos, nosotros, los padres, por unas cuantas horas, el cole de nuestro hijos.

Para él, si o si, el Lunes era un día, oficialmente establecido, no solo para dejar a los niños, también para entrar hasta la sala misma, saludar y presentarse a todos los padres, conocer al profesor, al director, conocer a los compañeros, conocer hasta el mismísimo asiento donde los hijos se sentarían, compartir, reír, y sobre todo, abrir procesos de amistad.

Acompañado de su señora, llegó al cole, superando los autos, masivamante muy apurados por bajar rápido a los niños, para continuar a la pega y no llegar atrasados. Así, cuando al fin llega a la puerta, encuentra un macizo portero controlando la entrada, donde los niños entraban como pasados por un cedazo, " ¡¡¡¡ solo los niños ¡¡¡ solo los niños¡¡¡¡¡ y más rápido ¡¡¡¡¡¡ ". Carlos sin entender, intenta pasar y le responden: “Solo hasta la puerta puede llegar señor, ningún apoderado puede entrar”……. Si fué un "¡plop¡" o si fué un "¡ snif¡" , lo que emanó de su corazón , no lo se.

Solo sé, con certeza, que lo único posible fué despedir a los niños, y con la mano hacer un adiós, para verlos desaparecer desde la distancia, en un colegio grande y desconocido, muy desconocido. Mas encima, rápidamente, integrarse en el cúmulo de gente apurada, autos, carabineros, semáforos, bocinas y pitazos, todo rápido, porque la vida continúa¡¡¡¡

Así, llegar al trabajo, como un día cualquiera, mas encima “atrasado”, cuando todos ya estaban en sus puestos, desde el jefe al auxiliar, donde pareció feo el atraso de un Lunes, donde nadie hizo referencia al tema “aquel” y Carlos, a estas alturas, ya se había dado cuenta que estaba en Chile, y que este es otro país.

Finalmente, como una tierna historia, merece un buen final, les cuento que Carlos, con mucha suerte, encontró una mamá, que había llevado a la sala cuna a su bebe, siendo su primer día después del post natal y por supuesto, la guagua de tres meses lloró como un berraco, entonces, obligadamente, y culposamente, porque llegaría atrasada, esa mamá, se quedó allí, solo un ratito. Con ella, este cubano, desplegó su emocionalidad y conversaron, largamente, de sus respectivos “primer dia”.

Pero la historia no termina ahí. Aún debe aún soportar largas horas de curiosidad, para ver a los niños en su retorno a casa. Y, como hay personas resilientes, él me contó, que ese día llevó unos grandes pliegos de papel y cada uno de sus dos hijitos, dibujaron la sala de clases, mostrando donde estaba el pizarrón, donde la puerta, donde la profesora, donde se sentó cada uno y donde estaban ubicados sus nuevos amigos, poniendo el nombre de ellos en el respectivo dibujo del asiento. Lo pegaron en algún lugar visible de la casa, y con esta imagen, comentaron por largos meses la integración, las aventuras y los progresos escolares, en este Chile, tan vertiginoso y tan globalizado, aunque preferentemente, en lo economico.

GRACIAS CARLOS POR ESTA HISTORIA, TE PERTENECE ABSOLUTAMANTE, YO SOLO LA FANTASEE UN POQUITO.