lunes, 14 de julio de 2008

Generacion del 70




¿ Cuando años han pasado desde cuando estaba en mi primera juventud ?.

Han pasado casi 40 años, tanto y tan poco ¡¡¡¡¡. En lo personal, estaba iniciando mi proceso de autonomía y libertad, estaba viviendo el primer amor, experimentando mis propias decisiones, estaba, intensamente, soñando en mi futuro profesional, ciudades armoniosas, viviendas dignas, equipamientos sociales, villorrios para la reforma agraria, ordenamiento territorial con equidad; se hablaba de planificación, estaba inserta y confiada, en las grandes utopías del mundo.

Cada joven podrá pensar que le tocaron tiempos especiales sin embargo creo que ésos años fueron particularmente, años de cambios, grandemente significativos, en sus profundas transformaciones, individuales y colectivas, con matices positivos y negativos, que nos hicieron crecer, dependiendo de la resiliencia con que cada uno los abordó.

Ser setentera, para mí, es motivo de orgullo. Con todo, lo que me ha tocado vivir, con sus altos y con sus bajos, me considero una generación muy privilegiada. He vivido profundos cambios del mundo, cambio de mi país y cambios de mi misma. He vivido el surgimiento y la caída de utopías, he vivido el autoritarismo, he vivido mitos y realidades, he vivido certezas e incertezas, he soñado, he llorado, he desarrollado independencia de criterio, he ampliado el juicio critico, he re-mirado y finalmente, he re-soñado. En el mundo de la ciencia podría decirse que partí con la fuerza de gravedad, pasé por la teoría de la relatividad, y apuradita, trato de barnizarme acerca de la mecánica cuántica que rompe los paradigmas de la física tradicional con sus incertidumbres y sus indeterminaciones. Esa es mi generación setentera, en esencia.

Capitalismo, liberalismo, socialismo, humanismo, hippismo, ambientalismo, muchos “ismos”, forman parte de los conceptos estructurantes de unos u otros grupos, o momentos de mi juventud y de mi vida, en general, que traté de entender con mucha pasión. Otro aspecto, para considerara, es que tratábamos de entender el mundo, de aprender y aprehenderlo, participar y estar vigentes; todo ello, disponiendo de pocos medios; radios publicas o clandestinas, escasos prensa nacional, una que otra revista con pocas imágenes, la mayoría bastante distantes de la ocurrencia de los hechos, escasa imparcialidad informativa. Nos nutríamos de libros muy ajados, de largas conversaciones, de muchas charlas, foros o conferencias y, de vez en cuando, de noticias fílmicas atrasadas, exhibidas en algún cine de barrio. En mi infancia, muchas veces, nos nutríamos en una viejísima librería de libros usados que estaba en la calle Esperanza, cuyo dueño era amigo de mi padre. No recuerdo bien como llegábamos ahí, ni con que frecuencia íbamos. Solo recuerdo que yo sentía, desde muy pequeña, que ese negocio, con sus rumas desordenadas, sus estanterías artesanales y sus olores a tinta o papel viejo, era así como sagrado y que ese ancianito que hoy recuerdo con aspecto de Viejito Pascuero, era muuuuy respetable y yo adoraba ir a su negocio, un Domingo cualquiera, saliendo cargada de cuentos, de revistas delmundo, tomos de enciclopedias sueltas o simples imágenes grabadas en mi cabeza, que me habian encatado.

Así, me tocó navegar sobre olas cambiantes, a veces plácidas y a veces turbulentas; mi balance dice que tuve dos privilegios:

- vivir la pasión por leer y tratar de entender tantas corrientes intelectuales, económicas o filosóficas que marcaron mi época y que acontecieron en distintos rincones del mundo, en el transcurso de no tantos años

- haber mantenido ciertos principios y coherencias adquiridos en mi temprana formación humanista, me permitieron un cobijo que en cualquier realidad se pueden aplicar, en lo laboral y en lo personal, porque día a día, me han podidos dar una nueva satisfacción.

Desde el ámbito profesional, me fue posible hacer aportes a la sociedad y contribuir al cambio, con un granito de arena, trabajé en gestión y políticas sociales, dejando de lado intereses personalistas que me pudieron aportar dinero pero nunca esa magnifica satisfacción que sentí tantas veces; en el ámbito personal, he practicado el respeto y la solidaridad con los otros, siempre, cualquiera sea su origen, su pensamiento, su condición social sin pensar cuanto podía perder o ganar. He mantenido el sentido de justicia y de dignidad a toda prueba.

Puedo decir que ambas cosas me enorgullecen y de alguna manera la he traspasado a mis hijos; mirarse hacia adentro para vivir en libertad y en conciencia, con responsabilidad, con amor al trabajo como algo realizador, con principios éticos y “estéticos” a toda prueba. Ellos, han encontrado también su camino al desarrollo personal, a su manera, en su propio campo y en su propio momento; en distintas áreas han buscado el conocimiento por excelencia, con honestidad y sin transgresiones a sus pares.

Siento nuestra juventud setentera, representada en esta frase de Lin Yu Tan:

“… nuestros intereses intelectuales crecen como un árbol o fluyen como un río. Mientras haya savia adecuada ha de crecer de algún modo el árbol, y mientras haya agua del manantial el río seguirá corriendo.”

(gracias Alida, esta frase me vino como anillo al dedo y gracias Paloma, por esa ilustracion que exhibiste nada menos que en Paris, la cuna setentera y que es muy loca y muy optimista, tambien me vino como anillo al dedo. )

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